"Tanto monta, monta tanto: PP y PSOE llevan décadas prefiriendo colocar en sitios clave a personas que no tienen ni idea de lo que hacen… precisamente porque no tienen ni idea de lo que hacen
https://x.com/JesusFerna7026/status/1918041966874628175
"En el sistema eléctrico hay un operador del sistema (Red Eléctrica) que se encarga de que se satisfagan los requisitos técnicos. Ahí quieres un ingeniero. Luego hay un operador del mercado (OMIE) y ahí quieres un economista. Conviene que entiendan y se entiendan"J L-.Ferreira
https://x.com/JL_Ferr/status/1918237021891395829
Nadie puede saber de todo, el presidente o director general sea o no politico, como primer requisito debe rodearse de un equipo (como bien dices de ingenieros expertos) que marquen las acciones viables con los recursos posibles. Además el presidente no es casi nunca gerente ejecutivo.
Hay casos de politicos que saben delegar, dirigir y negociar.
Donde si creo que esta el problema, es en asumir responsabilidades, todo directivo politico o no politico debe asumir sus responsabilidades y si es el caso dimitir, de casos graves por no anticiparse, por no saber gestionar, sin dimisión si tenemos muchos
" Una de las características del actual Gobierno es su escasa voluntad de considerar posibles riesgos u efectos indeseados de sus políticas. La pregunta no es renovables si y nucleares no. La pregunta es como hacer la transición energética con garantías sin asumir riesgos elevados"
https://x.com/mjansen_madrid/status/1918230274996855176
En todas mis vueltas a España tuve la sensación que cuenta Jesus aquí, por las que volver a España era como coger una máquina del tiempo invisible desde la que sentía haberme desplazado una década atrás en el tiempo en varios aspectos. Curiosamente, cuando me limitaba a explicar esta sensación a mi círculo cercano, sin ningún tipo de juicio, era prácticamente tachado de endófobo, antiespañol por parte de gente para la que su vida funcionan según una especie de silogismo endogámico que sólo los muy paletos pueden mecanizar: "lo más próximo a mí es lo mejor porque toda mi capacidad critica gira en torno a mi subjetividad y mi cabeza funciona como un fanático del fútbol". Escribí hace ya años sobre este curioso mecanismo del pensamiento tan absolutamente nefasto para el conjunto de cualquier sociedad y que, desgraciadamente, en España es cada día más evidente (mi teoría es que la Guerra Civil produjo que mucha gente absorbiera lo que Richard Dawkins denominó "meme" y que no es más que información que se traslada de padres a hijos de forma incluso totalmente errónea. España está a reventar de esa gente que es, precisamente, por la que siempre tendrá esos problemas gigantescos para los que, por si fuera poco, son expertos en eludir responsabilidades y echarle la culpa a los demás. Desde luego me siento absolutamente identificado con lo que cuenta Jesus aquí. Y esto es producto de una endogamia de muchísimos años, en este caso, sobre todo, y sin querer politizar el asunto, proveniente de un segmento de población que instauró un tejido socioeconómico a partir de una guerra. Esas cosas de las que poco se habla pero que incluyeron en toda la gente que vino detrás.
https://x.com/KCarterWriter/status/1918615219779088883
Hay un fenómeno que me sigue sorprendiendo. Cada vez que explico por qué A o B no funcionan en España, aparece alguien con la réplica de: “¡Pero en Estados Unidos también va mal la sanidad/la seguridad/la comida!” Es fascinante. Primero, porque desde el punto de vista lógico que yo critique el sistema eléctrico español no implica que esté celebrando el americano (o que no lo haya criticado: de hecho he sido duro con PECO, que es el operador de mi zona). Pero eso da igual. Segundo, porque la crítica suele basarse en una caricatura infantil del extranjero. Estados Unidos es un país inmenso y absurdamente heterogéneo. Solo Texas ya es más grande que España.
Meter en el mismo saco a Alabama y Vermont, o comparar el seguro médico de una universidad privada con el de un empleado de Walmart, es como el chiste que siempre contaba uno de mis amigos del colegio: comparar el caviar con el Cola Cao porque ambos empiezan por C. Pero lo más revelador es lo que Kevin señala con lucidez: la endogamia mental en la que parecemos vivir desde la Guerra Civil. El argumento no es racional, es tribal: “lo mío es bueno, y lo demás es malo porque no es mío”. ¿En qué cambia la validez de una crítica sobre España que otro país también lo haga mal? ¿No hay acaso países que sí lo hacen bien? Existe además otro tipo de argumento muy español, que sospecho tiene raíces más profundas incluso que la Guerra Civil y que consiste en que toda opinión pública debe esconder una motivación oscura.
Esto es algo que Luis Garicano y yo hemos llamado, en más de una ocasión, la “visión conspiratoria de la vida”. Si digo que hay que reformar el sistema de pensiones, es que estoy a sueldo de la banca. Si señalo los problemas de redeia, es que quiero el puesto de presidente de la empresa.
Si propongo reformar las oposiciones, es que suspendí una. Si digo que Folgado fue un economista mediocre, es porque le tengo envidia. Y si critico a Rajoy es que soy un “submarino del PSOE”. No me invento nada: me lo han dicho todo eso, palabra por palabra. He participado mucho en el debate público en EE.UU. (algo que no comento en España para no mezclar churras con merinas), y sí, hay argumentos absurdos (sobre todo del tipo whataboutism, que les encanta aquí: “Sí, quieres controlar la inflación, ¿pero qué pasa con la educación primaria?”) La diferencia no es la existencia de la tontería, sino su proporción. En EE.UU., pongamos que un 15% de los comentarios son disparates. En España, fácil un 33%, en mis días buenos en El Confidencial. Y hay algo más: el argumento del “tú lo dices porque quieres el cargo” allí no aparece jamás. Y eso sí que tiene una explicación clara: en Estados Unidos hay muchas oportunidades. Tener un cargo público no es una promoción ni económica ni profesional. En muchos organismos, como la Reserva Federal o el Council of Economic Advisers (CEA), cuesta encontrar buenos candidatos porque el sueldo no compensa y la tarea no es gratificante. Hace unos años, para un puesto en el CEA, tuvieron que ofrecerle el puesto primero a cinco economistas hasta que el sexto aceptó.
En España, en cambio, los trabajos son tan frustrantes (las cosas que me cuentan amigos de la promoción son Kafkianas) que nadie puede concebir que alguien disfrute con su trabajo. ¿Quién se puede imaginar en España la satisfacción que da trabajar en una empresa diseñando el futuro de la inteligencia artificial? ¿O en un fondo de inversión aplicando las técnicas cuantitativas más rompedoras ? ¿O ser profesor en una universidad donde puedes pasar la tarde debatiendo macroeconomía con los autores de los papers que leías en la carrera y que siempre fueron tus ídolos intelectuales (como me pasó ayer)? No hay sueldo, prima o bonus que iguale a esta satisfacción. Y sí, trabajar de cajero en Walmart es una mierda. Pero no es de eso de lo que estamos hablando. El problema es que desde aquí se prefiere reducir España a su versión más cutre antes que aceptar que, en otras partes, algunas cosas muy importantes sí funcionan mejor. Porque asumir eso obligaría a repensar muchas certezas. Y eso duele. Como país, tenemos un problema serio de disfuncionalidad creciente.
Yo intento advertirlo. Si no me quieren hacer caso, no puedo obligar a nadie. Pero yo me quedo con la conciencia tranquila.
https://x.com/JesusFerna7026/status/1918679334702711263
La entonces ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, impusieron algo que podría calificarse poco menos que de experimento en España: el de "demostrar" -verbo que utilizaron- que un sistema apoyado de forma absolutamente preponderante en las energías más inestables -las renovables- podría ser plenamente operativo. A la vista está su brutal fracaso. Pero la cosa va a más. La nueva ministra Sara Aagesen heredó esta cartera en noviembre de 2024, recibió los informes y advertencias de que la proliferación de renovables en nuestro mix energético iba a más y, con ella, la inestabilidad del sistema y su vulnerabilidad de un apagón como el sufrido. Y decidió que había que seguir con la causa verde.
Aagesen es vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico desde noviembre de 2024. Pero su complicidad con la política ultraecologista ha sido plena. Fue antes secretaria de Estado de Energía (enero 2020-noviembre 2024) y previamente asesora del gabinete de la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (2018-2020). Traducido, que compartía plenamente la obsesión por desterrar a las nucleares y los combustibles fósiles del mix energético.
Igualmente ha sido negociadora para la delegación española en la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático (UNFCCC) y del Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático (IPCC) (desde 2002). Y miembro del Consejo Asesor del Centro y Red de Tecnología del Clima (CTCN) y de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), además de haber participado en diversos grupos de trabajo de la Comisión Europea y en el seguimiento y evaluación del desarrollo normativo comunitario. Su ‘mix’ formativo se compela con diversas responsabilidades como miembro de la Oficina de Cambio Climático (2002-2018). Traducido: forma parte del grupo obsesionado con la hiperdependencia del sol y el viento como únicas fuentes de energía. Y esa ha sido la causa de haber transformado nuestro sistema eléctrico, un esquema plenamente estable y con garantía de suministro, en uno evidentemente vulnerable.
En ese contexto es fácil entender lo que fuentes internas de su departamento ministerial confirman a Libertad Digital: que "advirtieron en un montón de ocasiones a la ministra desde su llegada de que podía haber un apagón"; que "se estaba volcando demasiada energía fotovoltaica a la red, sobre todo, procedente del sur de España"; que el peso en el mix total estaba ya "entre el 60 y el 70 % y que la red no estaba preparada para ello"; y que "podía colapsar" el suministro. "Aun así y pese al traslado de informes avalando estas conclusiones, la ministra por razones obviamente políticas dijo que se tenía que seguir apoyando la red en energías "limpias y renovables", apuntan las mismas fuentes.
"Cuando todos dicen lo mismo, es que no piensa ninguno...o es que hay uno que piensa por todos"
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